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Efectos de la ingesta de aminoácidos y de energía durante la última fase de la gestación sobre el peso de los lechones al nacimiento y el rendimiento reproductivo

Aumentar el consumo de alimento en la última etapa de la gestación mejora muy poco el peso al nacimiento de los lechones y aumenta la tasa de nacidos muertos.

Introducción

Hay evidencias de que el aumento en la ingesta de alimento al final de la gestación mejora el peso al nacimiento de los lechones (Cromwell et al., 1989, Shelton et al., 2009, Soto et al., 2011). Sin embargo, en granjas de alto rendimiento (> 14,5 nacidos totales/cerda), no está claro cual es el efecto del aumento de la cantidad de alimento ofrecido durante la última fase de la gestación sobre el peso al nacimiento de los lechones. Además, debido a que todos los estudios se hicieron aumentando el consumo de pienso, lo que incrementó tanto la energía como los aminoácidos (AA), no está claro si la influencia en el peso al nacimiento de los lechones se debe al contenido en AA o de energía. Por lo tanto, el objetivo de este estudio fue determinar los efectos de la ingesta de AA y energía a finales de gestación sobre el peso al nacimiento de los lechones y el rendimiento reproductivo de cerdas y primerizas de alto rendimiento alojadas en condiciones comerciales.

Descripción del estudio

Se alojaron 1.102 hembras (741 primerizas y 361 cerdas) a 90 días de gestación en corrales según su paridad (P1 o P2 +), agrupadas por peso dentro de cada corral. Cada hembra fue asignada de forma aleatoria a los tratamientos nutricionales dentro del grupo de peso. La paridad promedio para P2+ (cerdas) después del parto fue 4,1 ± 1,9 ciclos. Los tratamientos consistieron en combinaciones de 2 aportes de AA SID (digestibilidad ileal estandarizada) de 10,7 o 20,0 g SID lys/día, y con los otros AA cumpliendo, o excediendo, las recomendaciones de NRC [2012] en relación a lys, y 2 niveles de energía (4,50 o 6,75 Mcal/día ingesta de EN) en una disposición factorial 2 x 2. Todos los demás nutrientes cumplieron o excedieron las recomendaciones de NRC (2012).

Resultados y discusión

El análisis químico del alimento fue similar a los valores formulados. En cerdas y primerizas alimentadas con un aporte alto de energía, la magnitud del aumento de peso corporal fue mayor con el aumento de la ingesta de AA (fig. 1A) en comparación con el aumento de ingesta de Lys con un consumo bajo de energía (AA × Energía, P <0,001). Las primerizas ganaron más peso que las cerdas con una ingesta de baja energía (fig. 1B; Paridad × Energía, P <0,001); sin embargo, no hubo evidencia de diferencias (P = 0,601) en el aumento de peso entre las primerizas y las cerdas con un alto consumo de energía.

Figura 1A. Efectos de la alimentaci&oacute;n con diferentes niveles de lisina y energ&iacute;a del d&iacute;a 90 al d&iacute;a 111 de gestaci&oacute;n en la ganancia de PV&nbsp;de primerizas&nbsp;y cerdas. Las medias con un super&iacute;ndice diferente dentro del nivel de Lis SID son diferentes&nbsp;(P &lt;0,05).

Figura 1A. Efectos de la alimentación con diferentes niveles de lisina y energía del día 90 al día 111 de gestación en la ganancia de PV de primerizas y cerdas. Las medias con un superíndice diferente dentro del nivel de Lis SID son diferentes (P <0,05).

Figura 1B. &nbsp;Efectos de la alimentaci&oacute;n con diferentes niveles&nbsp;de energ&iacute;a&nbsp;desde el&nbsp;d&iacute;a&nbsp;90 al&nbsp;111 de gestaci&oacute;n en la ganancia de PV de primerizas&nbsp;y cerdas. Las medias con un super&iacute;ndice diferente dentro del nivel de paridad son diferentes&nbsp;(P &lt;0,05).

Figura 1B.  Efectos de la alimentación con diferentes niveles de energía desde el día 90 al 111 de gestación en la ganancia de PV de primerizas y cerdas. Las medias con un superíndice diferente dentro del nivel de paridad son diferentes (P <0,05).

Las cerdas tuvieron un mayor número (P <0,001) de lechones nacidos totales en comparación con las primerizas. Las cerdas alimentadas con el nivel alto de energía mostraron un número ligeramente menor de lechones nacidos vivos (Paridad × Energía, P = 0,092) pero no hubo evidencia de diferencias en las cerdas jóvenes. Esto se debió a la mayor probabilidad (Paridad × Energía, P = 0,014) de los mortinatos en las cerdas alimentadas con ingesta elevada de energía (fig. 2). La probabilidad de mortinatos fue menor (P = 0,049) en las hembras alimentadas con ingesta elevada de AA. Hubo una interacción AA × Energía × Paridad (P = 0,047) ya que las cerdas alimentadas con baja energía e ingesta elevada de AA tuvieron una mayor probabilidad de fetos momificados en comparación con las cerdas alimentadas con baja energía pero ingesta elevada de AA.

Figura 2. Efectos de la alimentaci&oacute;n con diferentes niveles&nbsp;de&nbsp; energ&iacute;a suministrados del d&iacute;a 90 al 111 de gestaci&oacute;n en la tasa de nacido muertos&nbsp;de primerizas&nbsp;y cerdas. Las medias con un super&iacute;ndice diferente dentro del nivel de paridad son&nbsp;diferentes&nbsp;(P &lt;0,05).

Figura 2. Efectos de la alimentación con diferentes niveles de  energía suministrados del día 90 al 111 de gestación en la tasa de nacido muertos de primerizas y cerdas. Las medias con un superíndice diferente dentro del nivel de paridad son diferentes (P <0,05).

Considerando el número de lechones nacidos totales, el peso de la camada y el peso individual del lechón al nacimiento fueron más altos en cerdas (P <0,001) que en primerizas, con un peso ligeramente mayor (P = 0,091) dentro del CV del peso de camada al nacimiento, en las hembras alimentadas con alta energía en comparación con las alimentadas con baja energía independiente de la paridad. Dentro del peso de la camada al nacimiento, el CV fue mayor (P <0,001) en cerdas que en primerizas. Sin embargo, no hubo evidencia de diferencias entre los tratamientos nutricionales para el peso al nacimiento de la camada y del peso del lechón individual al nacimiento de los lechones nacidos totales.

El peso individual de los lechones nacidos vivos al nacimiento (fig. 3) fue mayor (P = 0,011) para las hembras alimentadas con alto aporte de energía en comparación con las hembras alimentadas con baja ingesta de energía, independientemente de la ingesta de AA o la paridad. Hubo un menor porcentaje (P = 0,034) de mortalidad predestete en los lechones amamantados por hembras alimentadas con alta ingesta de AA en comparación con baja ingesta de AA durante la última fase de la gestación, independientemente del nivel de energía.

Figura 3. Efectos de la alimentaci&oacute;n con diferentes niveles de energ&iacute;a desde el&nbsp;d&iacute;a 90 al d&iacute;a 111 de gestaci&oacute;n en el peso individual al nacimiento de lechones nacidos vivos de primerizas y cerdas

Figura 3. Efectos de la alimentación con diferentes niveles de energía desde el día 90 al día 111 de gestación en el peso individual al nacimiento de lechones nacidos vivos de primerizas y cerdas

En conclusión, 1) la ganancia de peso en primerizas y cerdas depende no solo del aporte de energía sino también de la ingesta de AA, 2) las cerdas alimentadas con niveles altos de energía tuvieron una mayor tasa de nacidos muertos, 3) la mortalidad predestete se redujo en lechones lactantes de hembras con alto consumo de AA, y 4) el efecto positivo de incrementar la cantidad de alimento durante la última etapa de la gestación en el peso individual al nacimiento de los lechones (30 g por lechón) se debió en mayor medida a la ingesta de energía que al aporte de AA.

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